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Déjala correr

Aliviador III, a buen ritmo

El gobernador Bonfatti y la intendenta Fein se calzaron cascos blancos y recorrieron parte del canal Sorrento. El ducto está a 12 metros de profundidad y tiene 5 de diámetro. Seis cuadras ya están listas.


“Es una obra que no se ve y, sin embargo, resolverá el problema de las inundaciones de muchos rosarinos”, resaltó Antonio Bonfatti. Ayer, el el gobernador, la intendenta Mónica Fein y el ministro de Aguas y Servicios Públicos, Antonio Ciancio, se calzaron sendos cascos blancos para descender 12 metros bajo tierra y caminar dentro de un tramo del Aliviador III en construcción, un intimidante túnel de cinco metros de diámetro que corre casi por debajo de la avenida Sorrento. La obra, que cuando esté finalizada tendrá unos 2,3 kilómetros de extensión, cuenta con 640 metros terminados y será, junto con el planificado ramal Grandoli, la solución para prevenir las inundaciones en la cuenca baja del arroyo Ludueña, esto es, desde los vecinos de Empalme Graneros que históricamente quedaban bajo agua al menos una vez por década hasta los que habitan en lujosas casas de Fisherton, que hasta finales de 2012 no tenían en su memoria un fenómeno semejante, entre muchos otros beneficiados por la megaobra.

Entre ellos, también se cuentan desarrolladores inmobiliarios como los de Funes y Roldán, que ahora tentrán un efecto revalorizador de sus inversiones.

Bonfatti, Fein y otros funcionarios bajaron en Sorrento y Rauch, específicamente en la embocadura del Ludueña, aguas abajo del puente de la avenida Sorrento. El área de descarga en el arroyo se ubicará en el tramo comprendido entre los puentes de calle Nansen y avenida Eduardo Carrasco, aproximadamente 400 metros aguas arriba de desembocadura en el río Paraná.

Los funcionarios descendieron por una escalera de obra hasta la tubería principal. “Ha sido una experiencia muy interesante, que no tenemos todos los días”, confesó Bonfatti, quien aprovechó para felicitar “a quienes han elaborado el proyecto de ingeniería”, reconociéndoles que “no es fácil imaginar cómo se puede hacer este tipo de obras en una ciudad, con muchos inconvenientes y con el agua que permanentemente va drenando”. Y estimó que el Aliviador III estará terminado entre julio y septiembre del año próximo, ya que “la obra está avanzando a buen ritmo, ya que va creciendo entre 130 y 150 metros por mes”.

La obra se compone de arcos de galvanizado unidos con bulones que van dando forma al conducto, formando un armazón que se recubre luego con hormigón armado. Hasta ahora se han realizado 14 pozos con una separación de cerca de 200 metros entre sí: desde cada perforación se inicia un frente de obra en dirección hacia los pozos vecinos.

Escurrimiento

La obra del Aliviador III se diseñó ya en 2008 como parte del plan de “Control de crecidas del sistema hídrico arroyo Ludueña” que incluye la presa retardadora, los canales Salvat e Ibarlucea y el Aliviador II. En conjunto forman un complejo para evitar que “eventos extraordinarios” terminen dejando bajo el agua viviendas, campos y caminos, situaciones que se fueron repitiendo a lo largo de la historia en barrios de Rosario –Empalme Graneros como caso repetido– y también, según el evento, zonas de Funes, Pérez, Ibarlucea, Zavalla, Ricardone, Pujato, Roldán, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, Fray Luis Beltrán y Luis Palacios: todas por donde pasa la cuenca.

Pero la creación de nuevos barrios en lo que hasta la década pasada eran territorios rurales y el desmonte y construcción de canales en campos tornó urgente la obra, ya que grandes superficies de absorción y retención de lluvias están hoy impermeabilizadas y, más aún, emitiendo efluentes. Ése, entre otros factores, causó el anegamiento en diciembre de 2012 de 16 barrios rosarinos, entre ellos antiguas zonas de Fisherton que nunca antes se habían indundado. “Por cada milímetro de lluvia que se registre se derivarán al mismo tiempo y en forma directa más de 1 millón de litros de agua a la cuenca, que antes eran absorbidos por el terreno natural”, sostuvo el concejal Héctor Cavallero, quien hace meses venía manteniendo el reclamo de la obra de la que ahora se muestra su avance.

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