Edición Impresa

Opinión

Alemania no es invencible

Argentina tiene herramientas y el as de espadas Lionel Messi, argumentos suficientes para soñar.


En un torneo donde ningún equipo fue parejo de principio a fin y todos mostraron algún bache, Alemania es quien más tiempo ha jugado a gran nivel y menos altibajos mostró a lo largo del certamen.

La última imagen previa al partido de esta tarde asusta e impone respeto. La paliza futbolística con la que trituró literalmente a Brasil fue la demostración más grande que se vio entre dos potencias en muchísimo tiempo y hasta muchos se animan a decir que el 7-1 de Belo Horizonte representó la mayor goleada, aunque hubo otras superiores con selecciones de distinto nivel entre ellas, de la historia mundialista.

Esta expresión de la selección de Joachim Löw llega tras vivir una transformación en su juego en los últimos años en donde atrás quedó únicamente el portento físico, cualidad a la cual le agregaron juego, estética y gusto por el trato de la pelota.

Si bien es cierto que Alemania explotó el martes ante Brasil en Belo Horizonte, a lo largo del torneo se mostró como un equipo sólido pero no perfecto. Brillo en el debut ante Portugal pero mostró algunas dudas frente a Ghana y terminó la zona convincentemente ante Estados Unidos. Luego sufrió de más ante Argelia, mereció ganarlo en los noventa pero lo hizo recién en el suplementario, manejó el partido ante Francia y aplastó al local en su camino a la final.

A lo largo de esos seis partidos, de los cuales ganó cinco y empató uno, Alemania mostró una forma de jugar que no negocia. Una mecánica casi perfecta que respeta y defiende desde sus intérpretes. Schweinsteiger, Khedira y Kroos son el corazón y motor teutón. A partir de ellos se construye el entramado de juego que continúan en los pies de Lahm, Ozil y Muller para aprovechar la lanza de punta que representa Klose ya sea para terminar la jugada en él o simplemente utilizarlo como “señuelo” y definir con alguno de los muchos nombres que pisa el área rival de manera permanente. Detrás de ellos Hummels, uno de los mejores zagueros del mundo, apuntala el sistema y desde al arco Manuel Neuer en su función de arquero-líbero impecable da la primera puntada a todo el diseño alemán. Cualidad la de su número uno que le permite jugar con sus líneas adelantadas y ser un conjunto compacto en 30-40 metros en toda la cancha.

Presentado así parece que el resquicio para vencerlos es casi nulo. Si bien no tiene muchos puntos flojos, los hay. Ahí es donde Argentina deberá hacerse fuerte para ilusionarse con la Copa del Mundo. El primer punto a anotar será no separar muchos las líneas entre defensores y volantes para no permitirle al medio germano tocar, rotar e hilvanar esa especie de telaraña que va tejiendo con sus triangulaciones permanentes para llegar al área rival en superioridad numérica y territorial.

Pero sin dudas la mayor posibilidad está en atacarlos y presionarlos. Sobre todo en las salidas de Boateng por el medio; y de Höwedes por el costado izquierdo. Para ello Argentina deberá adelantar sus líneas unos metros y lograr una presión en conjunto, puesto que de hacerlo Higuaín, Messi, Pérez, Lavezzi o Di María en el caso de jugar, de manera individual; muy probablemente no resultará y terminarán desgastándose físicamente.

Aunque quizás el principal punto a explotar sea justamente los costados. Por el derecho Lahm se proyecta permanentemente y quedan espacios a sus espaldas; en tanto Höwedes si bien pasa menos no es tan firme en la marca. Los pelotazos cruzados a esas espaldas para cambiar rápidamente la dirección del ataque y un Messi recostado sobre la derecha del ataque argentino para encarar a Höwedes o ingresar en diagonal para el interior de la cancha, parecen ser los puntos a aprovechar.

Como sea, es una final y todo análisis previo puede caer en saco roto con una pelota parada o un error individual que modifique el panorama general del encuentro en un abrir y cerrar de ojos. Si bien Alemania fue el mejor y más sólido equipo que mostró el Mundial, y difícilmente deje de serlo tras la final, ojala Argentina encuentre la forma de desarticular la máquina alemana que parece un tanque pero de ninguna manera es un cuco. Que además no cuenta con un arma secreta como si tiene la albiceleste: Lionel Messi, el mejor del mundo que hoy buscará transformarse con título en el mejor de la historia.

Comentarios