El miércoles 6 pasado, en paralelo al crimen en zona sur del taxista Diego Celentano que fue el segundo en la última saga fatal, y un día antes de que el chofer de la línea K Marcos Daloia recibiera disparo mortal, un coche de la línea 122 fue blanco de una intimidación similar en zona oeste, a pocas cuadras de este último ataque: motociclistas dispararon contra el conductor y cuando éste se detuvo se pusieron por delante y el tirador volvió a gatillar, pero esta vez el plomo no salió. En el marco de las imputaciones por el asesinato del colectivero, una decena de personas también fue acusada de encubrir este hecho.
Según el equipo de fiscales ad hoc creado por la Fiscalía Regional Rosario, poco antes de la medianoche del jueves 7 el chofer de un coche de la línea 122 roja había terminado su recorrido y transitaba por Cerrito cuando, antes de llegar a México, fue abordado por dos motociclistas aún no identificados.
De acuerdo con la víctima, iban en una Honda Twister blanca de 250cc, con asiento rojo y negro, y se pusieron a la par de la puerta de ascenso de pasajeros y gatillaron. Al menos tres tiros impactaron en la corrocería.
En medio de la conmoción del chofer, los motociclistas se ubicaron delante del coche. El tirador apuntó al colectivero y gatilló, pero el tiro no salió.
Así las cosas, los atacantes se fueron rápido de la escena por México al sur y luego doblaron por Riobamba al oeste, hacia Nicaragua.
Según la pesquisa, los atacantes guardaron la moto en Nicaragua al 2200, entre Riobamba y La Paz.
En ese lugar fue hallada horas después del ataque al colectivero Daloia la moto usada para el ataque, donde se detuvo a una decena de personas que terminaron también acusadas por ambos ataques.
En la misma pesquisa pero a disposición de la Justicia de Menores quedó detenido en aquel allanamiento, llevado adelante el viernes 8, un adolescente.
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