Espectáculos

Adolfo Bioy Casares, en perspectiva

Se cumplen hoy cien años del nacimiento del gran maestro de la literatura fantástica y Emecé reedita su obra completa en tres tomos, sus quince principales títulos en una edición de bolsillo, una colección escolar y la Biblioteca Aniversario.


La obra completa de Adolfo Bioy Casares en tres tomos, sus quince principales títulos en una edición de bolsillo, una colección escolar con tapas flúo y actividades especiales, más la Biblioteca Aniversario prologada por distintos autores, completan las publicaciones sobre el escritor que nació el 15 de septiembre de 1914, hace hoy exactamente cien años.
“Nosotros renovamos contrato con la obra de Bioy recién en abril, estuvimos un año prácticamente sin ediciones, porque hubo problemas sucesorios, por lo que ahora hay un relanzamiento de toda su obra en coincidencia con diversas celebraciones por el centenario de su nacimiento”, relató a la agencia de noticias Télam Alberto Díaz, editor de Emecé.
“Para la edición de bolsillo, pensamos un diseño juvenil, desacartonado, buscando un público más joven, que no conoce mucho su obra, y paralelamente sacamos un par de libros, Diario de la guerra del cerdo y La invención de Morel, una colección escolar con actividades para los alumnos de secundario con tapas flúo”, detalló Díaz.
“Y ahora, esta colección que se llama Biblioteca Aniversario con un look vintage, muy sobria, que para darle un valor agregado a cada título lleva un prólogo de autores vigentes, algunos admiradores de Bioy y otros no tanto”, completó el editor.
Mariana Enríquez escribió sobre La invención de Morel (1940): “No fue el primer texto de ciencia ficción, o de género fantástico argentino, pero hasta ese momento fue el mejor, el más deslumbrante, el más límpido”.
“La ciudad representada en El sueño de los héroes posee el atractivo hipnótico de una Buenos Aires ya perdida en el tiempo y recuperada para el lector, que la identifica en un imaginario compartido de letras de tangos y mitologías porteñas”, apuntó por su parte Sylvia Iparraguirre sobre esta novela publicada en 1954.
Para Matilde Sánchez, “el Diario de la guerra del cerdo (1969) es la más política de las novelas de Bioy y también la más alegórica. En ella, el eje fantástico, habitual en su ficción, ha dado un paso más y explora la paranoia social, incluso bajo el protocolo del relato amoroso”.
Pedro Mairal anotó que las figuras femeninas en Historias fantásticas (1972), “como en gran parte de la obra de Bioy, son seres poderosos que llevan a los hombres a meterse en situaciones de riesgo. Hermosas, curvilíneas y atractivas, son muchas veces las fuerzas que llevan adelante la historia. Guardan secretos, provocan desvelos y celos enfermantes, y detrás de su aparente fragilidad esconden un poder al que los hombres sucumben”.
En el prólogo de Dormir al sol (1973), Claudia Piñeiro recordó lo que el propio escritor dijo sobre esta novela: “Tal vez sea el libro que me representa, de un modo más auténtico, porque está desprovisto de tragedia o, más precisamente, de dolor”.
“(…) Enseguida me sentí cómodo en el pequeño mundo de la novela, con esos personajes modestos, un poco chambones, que tratan de sobrellevar como pueden los acontecimientos en los que están metidos”, deslizó Bioy sobre el libro que completa los primero cinco títulos de esta colección.
Por otro lado, añadió Díaz: “La editorial terminó de publicar este año la obra completa de Bioy, con la curaduría de Daniel Martino, muy bien armada ya que tiene todo el material reunido del escritor”.
“En la primera parte de cada tomo, van los libros publicados, con una reproducción en blanco y negro de la tapa original y alguna nota sobre los mismos, sin abrumar al lector; y en la segunda parte, los textos menores o misceláneos. De la misma manera se concibieron el segundo y el tercer tomo. Y en cada volumen, en la tapa, va una foto de Bioy que corresponde al período abordado”, detalló Díaz.

Diario de complicidades

El editor le adjudica una importancia especial a la salida de Borges, un extracto del diario íntimo de Bioy que apareció en 2006, luego de la muerte del escritor.
“En la época en que salieron sus últimos libros por Tusquets, títulos que luego aparecieron en Emecé, ya su obra estaba en baja, desdibujada. Pero con Borges, su obra se reposicionó”, observó el editor.
“En 2001 –continuó–, salió una primera selección de los diarios que hace Daniel Martino, unas 500 páginas, pero con Borges, queda de manifiesto la profunda amistad entre ambos; ellos se conocen en 1932 y Bioy comienza a llevar un diario desde 1940”.
Y respecto del éxito de este libro, completó: “Primero, y ante todo, funciona el arrastre que le da Borges, el único autor argentino con una vigencia permanente en el mundo después de muerto”.
Se trata de un volumen de más de mil quinientas páginas con el trabajo de Martino que va sacando del diario las conversaciones entre ambos escritores hasta la muerte de Jorge Luis Borges. “Aparecen dos amigos que hablan a calzón quitado, a veces con guarangadas; Bioy no quería que ese diario permaneciera oculto, lo iba a publicar en vida. Uno tiene una imagen de un caballero, atento, cuidadoso, y cuando lee lo que escribió, es otro Bioy”, explicó Díaz.
“El libro le da vida, aparece en pie de igualdad hablando con Borges, empieza a crear lectores, por supuesto con el peso de su obra”, señaló.
El Bioy poco conocido

La heredera de la obra de Adolfo Bioy Casares, de los derechos de autor, es Josefina Demaría, “la madre de Fabián Bioy Casares, hijo del escritor y a quien reconoció antes de morir. Su otra hija, Marta, adoptada por él y Silvina (Ocampo), falleció en un accidente de auto cuando aún vivía su padre”.
El editor rememoró finalmente anécdotas junto a Bioy que lo muestran diferente: “Cuando regresé a la Argentina, después del exilio, empecé a verlo muy seguido porque le llevaba las liquidaciones de sus libros. El me decía: «No nos veamos por el vil metal, tomemos una copa, un café». El comía en La Biela (bar tradicional del barrio de Recoleta, donde había nacido) cuando estaba el restaurante. Aunque era un bon vivant, con un departamento en París, plata heredada de sus antepasados y vivía en el edificio de las Ocampo, era muy sobrio con la comida”.
“Me llamaba mucho la atención que siempre pedía lo mismo, un bife de chorizo y una ensalada o papas fritas. «No soy muy exigente ni me gusta innovar mucho», me decía en los años 80. Pasa que Bioy practicaba una especie de esencialismo porteño”, remató Díaz sobre ese otro perfil de un personaje que marcó a fuego una época y un modo de ser y de pensar de los argentinos, y que murió en Buenos Aires, la misma ciudad donde había nacido, el 8 de marzo de 1999.

También en el cine

Merecedor del Premio Cervantes de literatura en 1986, el Internacional Alfonso Reyes en 1990 y el Konex de Brillante en 1994, Adolfo Bioy Casares, autor de una gran cantidad de cuentos, novelas, ensayos y memorias, escribió además, junto a su gran amigo Jorge Luis Borges, varios guiones cinematográficos. En ese campo del arte, hizo valiosas contribuciones, tanto a través de las películas que pensó como también de aquellas que inspiró. El crimen de Oribe, de Leopoldo Torres Ríos y Leopoldo Torre Nilsson (Argentina, 1950), es la primera adaptación de Bioy Casares al cine tomando como fuente la nouvelle El perjurio de la nieve, escrita en 1945.
Le sigue El año pasado en Marienband, de Alain Resnais (Francia, 1961), basada en La invención de Morel, la más famosa de la novelas de Bioy Casares. Invasión, de Hugo Santiago (Argentina, 1969) sumó el aporte directo de Bioy Casares a la actividad cinematográfica, de la mano de Borges. Luego se suma a la lista La invención de Morel, de Emidio Greco (Italia, 1974), donde el director italiano logró una cercana adaptación de la novela de Bioy, tarea nada sencilla dadas sus características.
Le sigue Los Otros, también de Hugo Santiago (Francia, 1974). Pocos años después de Invasión, el realizador argentino se radicó en Francia, país en el que se había formado artísticamente como asistente del gran director francés Robert Bresson, donde rodó este film.
La guerra del cerdo, de Leopoldo Torre Nilsson (Argentina,  1975), es una adaptación de la novela Diario de la guerra del cerdo, publicada por Bioy en  1968, y fue la anteúltima película de Torre Nilsson, cuyo guión escribió Beatriz Guido.
Otra esperanza, de Mercedes Frutos (Argentina, 1984-1985, estrenada en 1996) es una adaptación del cuento homónimo de Bioy Casares incluido en libro El héroe de las mujeres (1978).
Por su parte, El sueño de los héroes, de Sergio Renán (Argentina, 1997), es la versión fílmica de una de las novelas más importantes de ABC, publicada en 1954. Debieron pasar más de cuatro décadas para ser llevada al cine, poco después de que Bioy recibiera el Premio Cervantes.
La lista la cierra Dormir al sol, de Alejandro Chomski (Argentina, 2010). El mismo director ya había abordado a Bioy en el corto Escape from the other side, durante su estadía en los Estados Unidos.

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