Miguel Passarini
Otra triste noticia se suma a una larga lista de pérdidas acontecidas en el último tiempo en el ámbito artístico. En la noche de este viernes, murió en la ciudad de Santa Fe el actor, dramaturgo, director teatral y docente Jorge Ricci, uno de los más destacados referentes de la escena santafesina de proyección nacional e internacional.
Según detallan los diarios y portales de la ciudad capital, el deceso se produjo durante la reinauguración del Anfiteatro Juan de Garay, en Parque Sur, a cargo de su hijo Paulo, gestor cultural y actual secretario de Educación y Cultura del municipio de esa ciudad.
Ricci, de 74 años, se encontraba entre el público que participaba del acto de reapertura del tradicional espacio. Pasadas las 21 se descompuso y fue asistido allí mismo, donde le practicaron maniobras de reanimación. Minutos más tarde llegaron los médicos y la ambulancia y continuaron las tareas en el lugar. De allí fue trasladado a la guardia del Hospital Cullen donde finalmente se constató el fallecimiento.
Cuando todavía la comunidad artística santafesina buscaba recuperarse de la tristeza por la partida de Rafael Bruza, acontecida hace una semana y con quien Ricci compartió por más de 40 años el recorrido del Equipo Teatro Llanura, la partida inesperada de Jorge enmudeció por la congoja al colectivo de teatristas de la capital provincial y al mismo tiempo al del resto del país, dada la vastísima trayectoria de Ricci como actor, dramaturgo y director, pero básicamente como un hombre de teatro que, claramente, supera todos esos rótulos.
Ricci fue alguien que acompañó los distintos procesos que transitó la comunidad independiente y un generador de espacios para sus colegas como fue hasta el 2019 el Argentino de Artes Escénicas que por quince años ofició de vidriera para la escena nacional y el reconocimiento a sus grandes hacedores, quienes fueron homenajeados en ese marco por la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Junto al Equipo Teatro Llanura, Ricci montó en Santa Fe recordadas puestas como versiones de Woyzeck de Georg Buchner en 1973 o más tarde Ubu Rey de Alfred Jarry, a la que siguieron otras piezas de autores clásicos como Anton Chejov, Tato Pavlovsky o Roberto Arlt.
Pero fue con Rafael Bruza junto a quien edificó una dupla creativa que viajó por el país y el mundo con tres obras que marcaron su trayectoria por su fuerte identidad y por recuperar la tradición del teatro argentino. Se trata de El clásico binomio, la inolvidable y conmovedora Actores de provincia y El cruce de la pampa, casi como una trilogía beckettiana de esperas, sueños y olvidos en medio de la llanura, donde el teatro dentro del teatro fue una de las claves.
También se lo recuera por su trabajo en Zapatones, una de las obras de su autoría como en otras puestas inolvidables y más recientes como el monólogo Como un puñal en las carnes de uno de sus grandes amigos y colegas, Mauricio Kartun, del mismo modo que Con el agua al cuello con la que en 2019 se presentó por última vez en Rosario en el teatro La Manzana.
Ligado a UNL, Ricci fue responsable de LT10 (también lo sería de Radio Nacional Santa Fe a comienzos de este siglo) y comandó el crecimiento de la Secretaría de Cultura de esa casa de altos estudios. Con él, y con un valioso equipo que se formó bajo su amparo, el Foro de la UNL tomó su forma casi hasta lograr su vigor del presente, particularmente en la década que antecede a la pandemia. Ya retirado de la función pública, solía seguir visitando tanto el edificio moderno, que cuenta con dos espacios, uno de ellos una sala de teatro que alojó gran parte de las funciones del Argentino, como el gran salón de lectura de la centenaria Biblioteca Gálvez.
Amigo del escritor Juan José Saer, quien claramente influenció en su modo de escribir teatro, Ricci es una parte insoslayable de la escena santafesina de los últimos cincuenta años y particularmente de su poética, una singular mezcla de fulgor argentino, el circo criollo, el teatro clásico y el tango.
A lo largo de su vasta producción dramatúrgica, escribió más de veinte obras. En esa lista aparecen Sueño de juventud, Lágrimas y sonrisas, El clásico binomio, Café de lobos, El cuadro filodramático, La mirada en el agua y Con el agua al cuello.
Escritor constante (era muy común que obsequiara a sus amigos algún texto breve escrito en cualquier papel mientras tomaba un café), Ricci tiene en su haber el muy recomendable ensayo sobre la escena en las provincias titulado Teatro salvaje y algunos libros de relatos y poemas, del mismo modo que la recopilación de entrevistas Inventario del teatro independiente de Santa Fe, que entre otros realizó junto con el crítico y periodista santafesino Roberto Schneider, así como también, en los últimos años, se abocó a la radio con el programa De puño y letra que emitió LT10.
Acerca de la identidad del teatro, Ricci escribió: “¿Dónde sucede esto que hemos llamado teatro durante tantos años? ¿En un escenario de medidas convencionales? ¿En un espacio distinto? ¿En construcciones ajenas? ¿En tierras baldías? ¿Cuál es el lenguaje que podemos seguir llamando teatro? ¿La palabra? ¿La palabra y la acción? ¿La acción y la imagen? ¿La imagen pura? ¿El puro movimiento?”. Y en ese mismo texto, sentenció: “Sin embargo, seguimos subiendo al espacio escénico con la ceguera del fanático y nos lanzamos a contar lo que no está, lo que no puede aparecer tal cual fue”.
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