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Panorama Político

A nadie le alcanza con ganar

Los resultados electorales de 2011 son ilustrativos sobre lo que puede esperarse de la jornada electoral de hoy, ya que son las mismas categorías electorales las que están en juego y se repite la boleta única como instrumento de votación.


Los resultados electorales de 2011 son ilustrativos sobre lo que puede esperarse de la jornada electoral de hoy, ya que son las mismas categorías electorales las que están en juego y se repite la boleta única como instrumento de votación.

Entre los datos más sobresalientes de 2011 se destaca el bajo caudal de votos que lograron los principales candidatos a gobernador si se los compara con el volumen de sufragios que finalmente consiguieron dos meses después, en la general. Bonfatti se impuso en la primaria del Frente Progresista a Mario Barletta, Rubén Giustiniani y Luis Cáceres con 292 mil votos; Agustín Rossi en la del Frente para la Victoria sobre Omar Perotti, Rafael Bielsa y Juan Carlos Mercier, en ese orden, con 270 mil; y Miguel del Sel, sin competencia interna, reunía unos 235 mil.

Dos meses después, Bonfatti se consagraba gobernador con 676 mil votos. También Del Sel dio el gran saltó: embolsó 615 mil. Aún Rossi, relegado a un tercer y lejano puesto, creció pero en mucha menor proporción: 388 mil sufragios.

La historia es conocida: Bonfatti conservó la adhesión de todos los candidatos que compitieron en la interna del Frente Progresista. Y Del Sel fue catapultado por una fuga sorprendente dentro de PJ: quienes en primarias habían optado por los precandidatos Rafael Bielsa, Omar Perotti y Mercier se volcaron por el Midachi, al punto que casi le hacen ganar la elección.

Este vasto trasvasamiento de adhesiones a las candidaturas de Bonfatti y Del Sel en sólo dos meses de diferencia impidió trazar un pronóstico anticipado. De ahí la sorpresa de ese domingo a la noche de 2011 cuando hubo que esperar para tener certeza de que el socialista podría colgarse la banda de gobernador hasta el último momento, a pesar de que había hecho una buena elección.

Unos meses después, la situación era diametralmente opuesta en la elección nacional. A nivel país, las Paso configuraron un escenario que no se vio alterado en la elección general. La presidenta de la Nación fue reelecta con algunos votos más de los que había sacado en la primaria; y atrás, muy atrás, Hermes Binner relegó al tercer lugar a Ricardo Alfonsín, pero sin que variara de forma significativa el peso de los opositores en el electorado. En esos comicios, a diferencia de los de Santa Fe, fue determinante el liderazgo de la presidenta así como la disgregación y falta de atractivo de la oposición.

Sin lugar para triunfalismos

Volviendo a Santa Fe, entre la elección primaria de hoy y la de hace cuatro años, hay situaciones objetivas diferentes que influirán en el comportamiento de las urnas.

La interna del oficialismo esta vez reparte votos entre dos precandidatos y no tres; Miguel del Sel ya no es novedad, por el contrario ahora se le conoce cómo se mueve y qué se esperarse de él; y el justicialismo va con fórmula única.

Hay que dejar en claro que a ninguno de los que compiten por la Gobernación (y es aplicable también a la Intendencia de Rosario) le alcanza con ganar o ser uno de los ganadores esta noche.

Los candidatos están obligados a leer adecuadamente los resultados de las Paso, planificar un discurso ajustado a las fortalezas y debilidades que indiquen las urnas, y dirigir mensajes precisos para capturar cuotas de electorado que hayan optado por precandidatos derrotados en primera vuelta.

Ese trabajo comienza esta noche misma, cuando tengan que salir a dar la cara una vez conocido el mandato popular.

Veamos algunos ejemplos. Sabiendo que el voto duro del PRO no le alcanza para quedarse con la Casa Gris, es de esperar que Del Sel pretenda robarle al Frente Progresista los votos de Barletta si es que éste pierde la interna. Otro tanto ocurrirá con el peronismo, que en 2011 le prestó tantos votos que casi le hace ganar la Gobernación.

Esto traslada la atención al mensaje que lancen Lifschitz, en caso de imponerse en la interna, y Bonfatti. No es difícil adivinar que la primera acción será contener a todos los espacios del Frente. En 2011 dio resultados.

Lo mismo para Perotti. Con los antecedentes de fuga de votos que el peronismo sufrió en las dos últimas elecciones, el rafaelino tiene que poner manos a la obra esta misma noche. Si logra hacer un papel con perspectivas de futuro, la Casa Rosada está lista para bajar todo el apoyo necesario para, primero, evitar que el PRO le robe votos y, segundo, para ir por más.

A esta altura, el lector pensará, con razón, que las mayorías no elijen en función de lo que manden los líderes de tal o cual espacio. Es cierto, pero es imprescindible esa definición rápida, ese mensaje inmediato para generar el clima en el cual se va a trabajar lo que resta de campaña, porque más que a los votantes les ofrece un rumbo a los equipos que en cada área temática, pueblo o ciudad intervienen en la campaña. En definitiva, conduce en tal o cual dirección de acuerdo a qué digan las urnas esta noche.

Ganadores y perdedores relativos

Las primarias tienen una curiosidad a la hora de leer los resultados. La matemática es una ciencia exacta, pero la política a veces permite acomodar los números de acuerdo a las circunstancias.

Rara vez las elecciones primarias tienen un ganador excluyente (Cristina en 2011 fue ese caso). Suelen ser varios a la vez, y algunos más ganadores que otros.

También hay perdedores y perdedores; candidatos que por más que salgan a la cola tendrán su banca asegurada. Cuántos casos de listas legislativas, en especial para diputados provinciales, que llevan decenas de nombres pero que están hechas exclusivamente en función del que ocupa el primer lugar.

A no apurarse. Las primarias ofrecen muchas lecturas posibles. Y por lo general sólo es la clasificación para jugar la final. Y a no dejarse encandilar. No todo lo que brille esta noche será lo que parece.

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