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“Las bacterias son forma de vida inteligente adaptables”

Por Antonio Capriotti


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Desde hace años la resistencia que ofrecen algunas bacterias a los antibióticos se ha transformado en un problema mundial y de muy difícil solución. “La resistencia antimicrobiana es un fenómeno inevitable. Las bacterias son forma de vida inteligente y han sobrevivido desde el inicio de la vida”, señala Adriana Limansky, quien es doctora en microbiología básica, investigadora del Conicet, integrante del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, profesora de Bacteriología Clínica de la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la UNR. “Desde hace diez años estamos haciendo un relevamiento en Rosario de bacterias portadoras de metano beta lactamasa (enzimas que degradan los antibióticos betalactámicos) en el marco de un convenio con las autoridades de Salud municipal y la provincia. Lo que hacemos es comprender cómo se transfieren las bacterias entre pacientes en los hospitales; y esto nos habilita a diagnosticar cuándo hay una epidemia intrahospitalaria, buscar los reservorios dentro del hospital y poder tomar medidas para controlar y prevenir; y, así, evitar la diseminación de bacterias”, apuntó.

—Más allá de este trabajo de campo, en el laboratorio, ¿en qué trabajan?

—En el IBR estudiamos los mecanismos de resistencia a los antibióticos. Hacemos seguimiento de los clones resistentes para estudiar cómo se diseminan y los medios de transferencia entre los pacientes y el personal que los atiende, y los medios que usan para administrar medicamentos. Pero, sobre todo, tratamos de comprender de qué manera se da una transferencia, entre las bacterias, de elementos genéticos móviles que pueden llegar a transformar una bacteria sensible a los antibióticos, en resistente a los mismos. Esta transferencia se da en el mismo lugar: el intestino humano; o en la solución desinfectante, en el hospital.

—¿Existe algún estímulo para que la bacteria resistente le transfiera material genético a una bacteria sensible transformándola en resistente?

—El estímulo es el ambiente. En el intestino humano la presencia del antibiótico navega en material genético incluso de bacterias sensibles, una vez lisadas (destruidas) por el mismo antibiótico. Ese material puede ingresar a las bacterias y a las sensibles volverlas resistentes.

—¿Cómo se llama ese material genético?

—Plásmido. El primer plásmido con un gen de resistencia se caracterizó en el año 1959 en Japón. Lo encontraron en pacientes con disenterías por shigellas que da un cuadro diarreico. Las shigellas tenían ese plásmido con genes de resistencia codificados, pero además se encontraron en otra bacteria, escherichia coli, que es la bacteria normal del intestino. Éste fue el primer pasaje ´in vivo´ que se reportó de un plásmido, de un patógeno (shigella) a un integrante de la flora saprófita (escherichia coli).

—A esa información primaria ustedes le agregan la posibilidad de entender el mecanismo por el cual se produce esta transferencia por los métodos moleculares.

—Disponemos de herramientas moleculares. Además con el avance de la informática, hoy podemos hacer la secuenciación de un genoma. Se hace en Rosario. Ya secuenciamos el plásmido de pseudomona pútida y supimos que proviene de una bacteria ambiental. Son plásmidos que están en la bacteria, dentro del organismo humano, y provienen de bacterias que están en el ambiente.

—Ciertos hábitos y modos de vida del hombre tendrán que cambiar.

—En Europa hubo una epidemia provocada por enteroccos resistentes a vancomicina (antibiótico), desencadenado por un medicamento que suministraban a los animales de granja para acelerar su crecimiento. Siendo el primer reporte que se hizo en el mundo. Como vemos la actividad del hombre puede contribuir a generar gérmenes resistentes.

—¿También hay transferencia entre persona y persona?

—Sí, se da en los dos niveles. Entre personas y en su relación en el hospital, generalmente a través de las manos. Nosotros a veces advertimos a los Comités de Control de Infecciones que se está diseminando una bacteria de un clon particular a la que estamos estudiando en nuestro laboratorio, para que aumenten las medidas de control y de prevención. Una medida simple, como el lavado de manos, es fundamental. Y depende de nosotros.

—¿Qué otras medidas deben tomarse?

—Aislar pacientes. De acuerdo a la bacteria, a veces se los coloca en otra habitación a una distancia prudencial, unos tres metros. Siempre para evitar la diseminación de esa bacteria resistente.

—¿Qué pasa cuando la bacteria es eliminada?

—Cuando la bacteria muere, a las 24, 48 horas, el material genético queda en el ambiente y entra en otra bacteria que está replicando, multiplicándose. Ese material que deambula de una bacteria muerta puede ingresar en una bacteria viva a la que modifica, por medio de una transferencia que nosotros llamamos horizontal de genes que es uno de los fenómenos que más ha aportado en la diversidad y en la evolución de las bacterias.

—¿Las investigaciones en este campo tendrán que ingeniarse para crear nuevas alternativas?

—Sí. En realidad, se está trabajando con una nueva línea de drogas como inhibidores de mecanismos de resistencia. El grupo de Alejandro Vila que trabaja en inhibidores de betalactamasas. También hay una nueva línea en la que la idea es no sólo hacer terapia individual sino hacer terapia del ambiente, descontaminando el ambiente, no sólo el intestino como nicho o reservorio de bacterias que se hacen rápidamente resistentes, sino también en el hospital. Porque el individuo se cura y se va del hospital pero allí deja las bacterias que lo afectaban en el ambiente. Esto nos lleva a plantear terapias más integradoras que tiendan a incorporar el cuidado del medio ambiente para bajar el número de bacterias resistentes que son las que transfieren su material genómico resistente.

—Trabajar en el laboratorio, estudiar y dar, en el aula, clases ¿qué le enseñó?

—A aprender Armar una sociedad solidaria. La posibilidad de estar en un ámbito donde se conjugan la educación y la salud contribuyó a mi formación como ser humano. Estoy en lugar donde quiero, uniendo dos aspectos fundamentales de cualquier sociedad humana: salud y educación.

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