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Un entramado solidario que va de Santa Fe a Salta

Por: Graciana Petrone.- Tejiendo Sueños viaja desde hace 4 años el norte argentino para ayudar a una comunidad aborigen.


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Unos 130 kilómetros de caminos de tierra, empedrados y con tramos por momentos intransitables, son los que separan a Tartagal (Salta) de la comunidad originaria La Merced, de la etnia Chorote. Sus habitantes viven en condiciones de pobreza y marginación, sobre suelos áridos y poco aptos para el cultivo. Es frecuente en la zona el desborde del río Pilcomayo, por lo que más de una vez los aborígenes perdieron lo poco que tenían. Aunque la dificultad en los accesos hace que esa distancia se traduzca en unas seis horas de viaje, un grupo de rosarinos solidarios de la ONG Tejiendo Sueños viaja desde hace cuatro años al norte argentino y logró, entre otras cosas, la construcción de una sala de primeros auxilios y dos aulas nuevas para la escuela bilingüe N° 4171.

Tejiendo Sueños se formó en la ciudad de Rafaela, en 2009. A su trabajo se le sumó un grupo de rosarinos que decidió también poner el cuerpo y el alma en movimiento para asistir a algunas de las comunidades originarias del norte argentino. “Es imposible que después de ver las condiciones en las que viven uno no sienta el impulso de ayudar. En principio, les llevamos donaciones durante todo un año”, cuenta Mariela Pereira, integrante de la ONG.

Mientras habla, la voz de la mujer se enciende y dice: “Nos dimos cuenta que estábamos cayendo en una especie de asistencialismo y no queríamos que eso pasara y así empezamos a trabajar en un proyecto para la sala de primeros auxilios”. Ese primer intento se convirtió en “la salita” (como la llama Mariela). Hubo quien ayudó con la estructura y Tejiendo Sueños colaboró con una heladera para guardar medicamentos, la camilla, el nebulizador y todo lo que se necesita para que funcione un lugar de asistencia.
La devolución no tardó en llegar y cuando inauguraron el espacio de atención médica los chorotes eligieron como padrinos a los integrantes de la ONG. “Fue un honor y algo realmente reconfortante para nosotros”, asegura. También aclara que el trabajo que realizan no recibe apoyo económico del Estado ni de organizaciones privadas. “Todo es a pulmón”, asegura, y destaca que sin la colaboración constante del grupo scout de la parroquia Santa Teresita de Rosario, lo que hacen no sería posible. Para juntar dinero hacen cenas, almuerzos, peñas, rifas, polladas y ofrecen un bono contribución a diez pesos.

Dos aulas y un proyecto huerta

A los 20 días de inaugurar la sala de primeros auxilios, Tejiendo Sueños logró construir dos nuevas aulas en la escuelita de La Merced y también juntaron dinero para hacerle un cercado porque, según cuenta, “hay ovejas, chivos y chanchos que andan dando vueltas por ahí y hasta duermen en la galería mientras los chicos van a clases”.
Mariela, entusiasmada, explica que planean poner en marcha un proyecto de huertas comunitarias. “Pensamos hacer una prueba piloto con diez familias y el Inta Rafaela nos va a ayudar con las semillas y con ingenieros agrónomos o técnicos que estudien el estado de la tierra, porque es muy árida”. Pero no todo el trabajo de Tejiendo Sueños se limita a lo material, también les brindan contención a los miembros de la comunidad.

Si bien Mariela asegura que todas las intervenciones que realizaron fueron por demás de reconfortantes, hubo un caso especial y fue el de Lidia Díaz, una mujer de 43 años, con 11 hijos, que estaba imposibilitada para caminar. “Su estado de salud era muy malo y la trasladamos a Rafaela para que le hicieran rehabilitación y recibiera el tratamiento adecuado y volvió a la comunidad salteña caminando”, dice, y destaca ese momento como uno de los más emotivos de todos los viajes. Pero la historia continuó y como los médicos sugirieron que Díaz tenía que vivir en un ambiente acorde que la protegiera, en lo posible, de la humedad, Tejieno Sueños le ayudó a construir su casa. “¡Desde ese momento su familia pasó a ser parte de nuestra familia!”, dice la mujer en el final de su diálogo con El Ciudadano, aunque no del trabajo de Tejiendo Sueños que, seguramente, seguirá con sus visitas solidarias a la comunidad de La Merced.

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