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Ciudad de plazas secas

La Cátedra del Agua difundió un informe en el que denuncia que sobre 43 espacios verdes relevados ninguno cuenta con bebederos ni baños públicos. La entidad habla de “profundo deterioro ambiental”.

“El clamor de las plazas” es el título de un informe que se presentó ayer, en el que la Cátedra del Agua denunció que sobre 43 plazas relevadas, ninguna cuenta con bebederos ni baños públicos. El estudio, realizado por el Observatorio del Agua, se tradujo en el documento que da cuenta del “profundo deterioro ambiental” que evidencian los espacios verdes, no sólo de Rosario, sino también de Villa Gobernador Gálvez, que tampoco pasó el examen.

Rosario cuenta con 13 grandes parques de recreación, y más de 450 plazas más pequeñas. Sobre ellas se hizo el relevamiento y en ninguna había bebedero de agua, situación que seda a la par del permanente estímulo oficial –que incluye el circuito dominical sin coches Calle Recreativa– para que la población realice actividades al aire libre como parte de los hábitos saludables.

“Las plazas fueron lugares culturales y geográficos donde estaba el desposeído y el rico”, destacó el abogado y director de la Cátedra del Agua Aníbal Faccendini, quien a principios de semana también había hecho foco en la situación en el marco del Foro Latinoamericano de Desarrollo Sostenible Rosario hacia Río + 20. Lo hizo precisamente en el panel en el que se abordó la problemática de los espacios físicos, geográficos y culturales de las plazas, como “elemento importante de integración social que queda en la sociedad civil”.

“Los espacios institucionales que quedan son la escuela pública y la universidad, hay espacios privatizados donde los niveles de integración social, multisectorial, de distintos sectores sociales está más acotado y en ese marco”, subrayó Faccendini. Y destacó, a diferencia, que las plazas siempre fueron un espacio público comunitario de todas las ciudades, “donde a medida que avanzaba la modernidad, contaban con más espacio porque rompían con el encierro del trabajo”. “Eran los lugares de encuentro, de socialización e integración hacia fines del siglo XIX y principios del XX”, insistió.

“Uno de los pocos espacios públicos que quedan, son las plazas. Tenemos que cuidar esos espacios físicos-culturales y las personas que tienen alta vulnerabilidad económica, puedan estar de la forma más cómoda posible. Eso significa acceder a un derecho humano, declarado en julio de 2010, que es el acceso al agua pública”, sostuvo Faccendini.

En ese marco, lo que se plantea desde la Cátedra del Agua y del Observatorio del Agua, de la Universidad Nacional de Rosario, es recuperar la cultura de la integración social y de los pocos espacios públicos multisectoriales que quedan, y defenderlos, que es lo que hace una sociedad sustentable.

En ese sentido, se plantean  tres cuestiones, dentro del Pacto Latinoamericano del Agua, aprobado en el Foro Social Mundial de Porto Alegre 2012: mayor compromiso del Estado municipal, provincial y nacional de recuperar las plazas públicas para toda la comunidad; en segunda instancia la “corresponsabilidad de la ciudadanía” donde se plantea a la actividad privada que inviertan, y que sean cuidadores de las plazas, y por último el “compromiso ciudadano”, de multiplicar los cuidadores de las plazas, en línea con un plan de recuperación de los espacios verdes –y desde el agua– para toda la sociedad.

El planteo choca, empero, con el retiro y cierre de bebederos que existían en las plazas de Rosario y que fueron objeto de actos de vandalismo que los destruyeron. Una de las acciones para prevenir ya se dio, por caso, en la plaza López: un nuevo sistema de iluminación, aunque no garantiza, contribuye a disuadir actos contra el patrimonio público.

Empero, desde la Cátedra del Agua van por más: “Otro de los temas es el tema de la falta de baños, más para sectores de alta vulnerabilidad. Si uno está en la calle y tiene necesidades fisiológicas, hay que ir a un bar y si no se consume, no se puede acceder. Una alternativa sería poner baños públicos en las plazas, junto con los bebederos”, consideró Faccendini.

“Las plazas, ante el avance descomunal del mercado, son uno de los pocos espacios comunitarios de integración social. Y la responsabilidad de recuperar una cultura que se había perdido es del Estado y la ciudadanía, de toda la comunidad, es un importante desafío”, concluyó el abogado.

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