Espectáculos

Emoción, energía y gratitud

Por Daniela Barreiro.- El viernes en el salón Metropolitano, Charly García repasó su extensa trayectoria en un show contundente que lo mostró recuperado y de muy buen humor ante un público eufórico y agradecido.

Cuando quien supo escribir parte de la historia del rock nacional la repasa, la experiencia es única e irrepetible. Sin duda el viernes el salón Metropolitano se tiñó de historia, emociones, sentimientos, recuerdos y gratitud, frente a un astro que volvió para dedicar al público su vida musical, sus recuerdos; bromear con su carrera, hacer guiños a quien supo ser y a quien es ahora y dejar sentadas las bases de un homenaje al rock, a sus compañeros y a sí mismo.

Simplemente Charly; un Charly que ya no increpa a su público con actitudes hostiles y su característica rebeldía pero que demostró que sigue en pie, que continúa siendo el músico que supo pertenecer a algunas de las bandas más emblemáticas del rock argento y que dejó sentados un estilo, una personalidad y mucha pero mucha música.

La noche comenzó minutos pasadas las 22, tal y como había sido programado el show. Una esperada sorpresa para sus seguidores que estaban acostumbrados, tiempo antes de su crisis y posterior recuperación, a esperar horas por su llegada. Pero esta no fue la ocasión, Charly García se dispuso a brindar un show prolijo y sin fisuras al frente de su banda, The Prostitution, que estuvo a la altura de las circunstancias y más.

Con un video que repasaba cada tapa de sus discos en la pantalla gigante ubicada en el fondo del escenario, al tiempo que sonaban los temas que más identificaban a cada material, comenzó la noche. De repente, un grupo de hombres enfundados en pilotines verdes y con el brazalete de “Say no More” entró al escenario. Entre ellos se reconocía a Carlos El Negro García López, que demostró, a lo largo de la velada, que supo perfectamente qué hacer con su guitarra y a Fernando Samalea que estuvo a cargo de la percusión y que sorprendió al público haciendo sonar un maniquí con sus palillos: un cuerpo femenino que parecía ser sólo un elemento decorativo pero que finalmente fue uno de sus instrumentos. Además, Samalea fue el encargado del bandoneón (que sorprendió para bien en “No soy un extraño”), uno de los lujos de la noche, junto a la presencia del exquisito trío de cuerdas conformado por Alejandro Terán (viola), Christine Brebes (violín) y Julián Gándara (cello).

También estuvieron presentes los talentosos Fabián Von Quintiero, Carlos González, Kiuge Hayashida, y Toño Silva Peña junto a Rosario Ortega, quien ocupa el espacio que dejó Hilda Lizarazu en coros y que acompañó al astro durante todo el show coloreando algunos temas y ayudando en el camino hacia ciertas notas un poco más complejas.

Ante un público quieto sonó “Tango en segunda” y el show empezó con la emoción y el recuerdo por delante. Sui Generis dijo presente ante una platea quieta y emocionada que tras una intro de energía de la mano de “El amor espera”, estalló de la mano de “Revolución”. En ese momento se escuchó el primer saludo, un pequeño, simple, pero significativo: “Hola Rosario”, al tiempo que continuaba la energía bien arriba con “Rock and roll yo”.

En una noche cargada de recuerdos y de la mano de un repertorio para todos los gustos, se escucharon las emblemáticas “Instituciones” y “Canción de 2×3”, que desataron la euforia del público, mientras bajo una luz cenital roja, un Charly sentado al piano y plantado sobre toda la potencia de su voz cantó “Alicia en el país”. Más de uno perdió una lágrima en ese momento, no sólo por la hermosa y significativa composición sino también por el potente caudal de voz que desplegó, algo de lo que muchos dudaban y que se extendió a la interpretación de “No importa”.

En la historia de Charly hubo varios compañeros de ruta. “Esta canción es muy fuerte para mí, porque mi amigo ya no está”, dijo, y comenzó a sonar “Rezo por vos”. Fue en ese preciso instante que las imágenes de Luis Alberto Spinetta invadieron la pantalla gigante y el corazón de todos. La emblemática foto que se tomaron en 2009 durante el recital en Vélez en el que compartieron dicho tema, fue una de las que se repitió, así como el recuerdo de esa dupla invaluable.

La noche también contó, tal y como ocurrió en los recitales llevados a cabo en el Gran Rex –de los que se desprende 60 x 60, el CD-DVD que Charly adelantó y que saldrá a la venta en abril–, con la proyección de un fragmento de la película Un perro andaluz (1929), de Luis Buñuel y Salvador Dalí, en la que, con las voces de Juan Alberto Badía y Graciela Borges, el diálogo de los personajes se transmutaba en frases de canciones de Charly.

Con buen humor y recorriendo el escenario sin dificultades, bailando y hasta saltando un poco, el itinerario de Charly tuvo etapas que van desde La Máquina de Hacer Pájaros, hasta su extensa carrera solista, pasando por la histórica Sui Generis. En ese recorrido sonaron “Yendo de la cama al living”, “No soy un extraño”, y “Plateado sobre plateado”, un tema que supo formar parte del hermoso Alta fidelidad, material que grabó junto a la recordada Mercedes Sosa.

En las casi dos horas y media de show también se escucharon “Popotito”, “Funky”, “El día que apagaron la luz” (que también contó con una intro con la voz de Badía), “I’m not in love” e “Influencia”, entre otras, así como también una hermosa versión de “Rasguña las piedras” en la que el público fue incitado a participar y respondió mientras leía la letra rotando en la pantalla gigante.

Tras clásicos como “Asesíname”, “Vicio” y “Demoliendo hoteles”, García dijo “chau” en un saludo final que, como no podía ser de otra manera, no funcionó como tal.

Dicen que las cosas que se disfrutan pasan rápido y seguramente esta noche fue de esas, porque mientras Charly intentaba despedirse, los presentes echaban raíces en el Metropolitano y no dudaban en pedir bis. Y se fue, volvió y tocó “Eiti Leda”, entre otras hermosas canciones que dieron por finalizado un recital lleno de emoción, energía y mucha gratitud.

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