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María Eugenia y la interna del PJ

La arquitecta rosarina parece haber decidido bajar el tono de sus declaraciones pero no el de sus convicciones políticas.

“Reunificar el peronismo santafesino es tan sencillo como convencer a un habitante de Rosario de que es racional decir que en Los Ángeles hay la misma cantidad de cortes de luz que en su ciudad, o de que una diputada nacional va a dedicar parte de su energía formando profesores de educación física con 12 horas cátedra asignadas por la invencible provincia de Santa Fe”. El que habla en confianza es un ex concejal y diputado justicialista que asegura haber tenido trato con el mismo general Juan Perón. Y lo dice convencido, sentado a la mesa de todos los días en uno de los últimos bares con billar cercano al Monumento a la Bandera donde, por supuesto, no hay energía eléctrica. De paso, ironiza: “Hace rato que no lo escucho ni al Pato (Raúl) Lamberto pidiendo resarcimiento por los cortes, como hacía en el gobierno de los compañeros, ni a nadie sorprendido o indignado porque Élida Rasino suma 3.000 pesos como docente a su dieta de más de 30.000 como diputada”.

Foto: Marcelo Masuelli.

Sin saberlo, la diputada provincial María Eugenia Bielsa coincide en todo con los dichos de este viejo dirigente. Encabezando uno de los ocho bloques (dice ocho) de la Cámara baja, muestra cabal de la disparatada atomización del partido que ganó en la categoría legislativa, la arquitecta rosarina parece haber decidido bajar el tono de sus declaraciones pero no el de sus convicciones políticas.

“No hay vocación de que Agustín Rossi esté afuera del PJ. Lo que tampoco se conoce es si él tiene intención de integrarse al resto”, le habría confesado la ex vicegobernadora a alguno de sus pares en reunión partidaria.

Bielsa no habla con Rossi desde el 10 de noviembre del año pasado. Con la excepción de un saludo frío y protocolar cuando el vicepresidente Amado Boudou visitó la provincia, los dos dirigentes de gran peso en el peronismo decidieron evitarse. Ella siente que fue despreciada de manera inexplicable. No se cansa de decirles a los suyos que nunca imaginó que el Chivo faltaría a su palabra cuando, tres meses atrás, le habría dicho que aspiraba a pelear con sus partidarios por la presidencia del Concejo Municipal de Rosario y que la apoyaría para que fuese la primera autoridad de la Cámara de Diputados provincial.

“Después de ese grosero incumplimiento de la palabra, no tengo nada que decirle”, sentenció Bielsa ante quien hoy intenta ser el sanador de tanta división en el partido. Del lado del jefe de la bancada del FPV, ya se dijo en estas mismas páginas, no hay voluntad de un intento de diálogo.

La distancia entre los dos se nota en el día a día. Para ejemplificar, el rossismo no asistió a la Asamblea Legislativa que nombró a la nueva responsable de la defensoría de Niñez y Adolescencia (Analía Colombo es la funcionaria con más abstenciones en la historia de las designaciones) y el bielsismo bajó a expresar sus reparos ante lo que consideró era una palmaria falta de antecedentes. Sin embargo, el encontronazo puede ser todavía más pronunciado si se cumple la advertencia preelectoral de quien fue la ciudadana más votada en toda la provincia. “María Eugenia dejó que empezase a andar el año legislativo. Pero no descartes que en breve recuerde que nadie hizo una auditoría de la gestión socialista frente a la Cámara de Diputados como hasta el propio Luis Rubeo se había comprometido”, confiesa una de sus asesoras. “Cuando tenga algo que decir de la actual presidencia, lo va a decir. No te quepan dudas. Por ahora, todo está igual. Lo que no suena demasiado bueno”, concluye la misma fuente.

Aquí se huele a dinamita y fuego puros, capaces de hacer volar cualquier chance de encuentro.

¿Dónde está el futuro presidente?

Ésa es la pregunta que ya ronda en todos y cada uno de los peronistas santafesinos. “Yo no voto porque no estoy afiliada”, suele responder María Eugenia cuando se la consulta. No vota pero pesa. Y está dispuesta a volcar su esfuerzo para evitar que Rossi se quede con la dirección del partido. Ella piensa que Omar Perotti o Gustavo Marconato pueden sintetizar cierto consenso. No descarta a los intendentes que revalidaron ejecutivos y hasta escucha a los que postulan a un dirigente sindical como Antonio Ratner. Aquí, otra vez, las distancias entre diputado nacional y legisladora provincial son enormes. Si alguien espera que la que lime los desencuentros sea la presidenta Kirchner, no será Bielsa la que abra esa puerta. “Con Cristina habló antes de la operación de tiroides y seguro lo hará cuando venga a Rosario, el 27 de febrero. Y, como siempre, habrá más referencias personales que políticas”, dice la misma asesora de la dirigente. Punto y aparte.

“Vocación de diálogo, pero no gestión”

La diputada provincial se encarga de hacer saber que ve ciertos cambios en las actitudes del nuevo gobernador, Antonio Bonfatti. “Escucha, va a los lugares con problemas, instruye a los ministros para que nos reciban”, coinciden con ella desde todas la bancadas peronistas de la Cámara. Ni bien se produjo la sequía, Bonfatti viajó a los departamentos del norte más complicados y lo hizo no hace muchos días por segunda vez. “Fue más veces en dos meses que Binner en cuatro años”, dicen desde el PJ.

Sin embargo, la visión del manejo de la cuestión pública, esencialmente en materia de servicios, es muy negativa. “Si la provincia en general, y Rosario en particular, está diezmada por la inseguridad y el delito, lo que llama aún más la atención es la vinculación de esos mismos delitos con sectores públicos”, cuenta un dirigente bielsista que prepara un trabajo específico sobre este tópico. María Eugenia cree que la opinión pública no tiene un análisis profundo desde la mayoría de los medios de comunicación sobre lo que realmente está pasando. Y cree que esto no es casual. “Alguna vez se conocerán los aportes de pautas publicitarias hacia algunos sectores que van a explicar mejor los porqués de estas situaciones”, dice el mismo asesor.

Iniciando el camino de la recuperación luego de su derrota por la presidencia de la Cámara baja, que la llevó a fantasear con dejar la política en un natural arranque de indignación emotiva ya superado, consciente de sus enfrentamientos internos con sus compañeros de ruta política, Bielsa parece haber renovado las fuerzas para insistir en el camino de ser la controladora de hecho de la gestión provincial que, de no mediar episodios extraordinarios, la volverá a posicionar como una de las dirigentes más espectable de Santa Fe.

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