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Denuncias tras la muerte del Testigo de Jehová accidentado

La hermana de la víctima acusó a su cuñada de abandono de persona y amenazas. Polémica muerte por una transfusión que no pudo ser

La muerte de Camilo Orlando Zampini, el hombre que el viernes pasado sufrió un accidente cuando circulaba a bordo de su moto, fue consecuencia de un traumatismo encéfalo craneano. Sin embargo, la negativa de la esposa de la víctima a que se le realizara una transfusión ya que el hombre era Testigo de Jehová, derivó en varias causas judiciales. En un principio, la hermana del hombre fallecido, Libia Zampini, había presentado un recurso de amparo para permitir que le practicaran la transfusión, permiso que, según los médicos, llegó demasiado tarde. Pero, además, Libia denunció, frente a la Fiscalía 10, a su cuñada,  Claudia Mariel Contardo Sánchez, y a otros miembros de la congregación, primero por amenazas contra su persona, luego por abandono de persona. En tanto, desde la congregación religiosa a la que pertenecía Zampini, justificaron su postura de negarse a ser transfundidos. Y agregaron que la ley ampara las decisiones individuales de las personas a someterse o no a una determinada práctica médica.

Camilo Orlando Zampini tenía 36 años cuando sufrió un accidente con su motocicleta el viernes pasado en Ovidio Lagos al 3600. Inmediatamente fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde los médicos primero le descomprimieron un coágulo cerebral y después dispusieron que fuera sometido a una transfusión por la sangre que había perdido en el accidente. Pero los profesionales se encontraron con la oposición de su esposa, también adherente a la congregación de Testigos de Jehová, quien se amparó bajo la ley de protección de los derechos de los pacientes promulgada en 2009.

Según fuentes médicas, la mujer presentó un papel en el que constaba la determinación de su marido de no ser sometido a una transfusión en caso de necesitarla. Sin embargo, la hermana de la víctima, Libia Zampini, sostuvo que el papel era “confuso” porque “presentaba distintos colores de tinta” y, afirmó, no se acredita la firma de su hermano Camilo.

Ante la negativa de la viuda, la mujer denunciante intentó presentar “un recurso de amparo en un juzgado de Rosario, pero el juez se declaró incompetente”, dijo Libia, que luego acudió al juzgado de la jueza Paula Sansó, quien “de inmediato libró una orden para que le realicen la transfusión de sangre”. Según el relato de la mujer, “los médicos dijeron que ya era muy tarde y que mi hermano tenía muerte cerebral y hoy (por ayer) a las 6 de la mañana finalmente murió”, detalló.

Por eso, Libia decidió denunciar a su cuñada ante la Justicia por abandono de persona y muerte agravada por el vínculo, ya que para sus familiares, la vida de Camilo podría haberse salvado de haber recibido la transfusión. Se suman a esta causa las ya denunciadas amenazas recibidas por la hermana de la víctima. Si bien aún “no puedo contar nada por secreto de sumario”, Libia relató a El Ciudadano que se presentó ayer por la mañana frente a la fiscalía número 10 a raíz de todos los hechos sucedidos en los últimos días, “que tienen muchos blancos, muchas cosas fuera de lugar”. Ahora, espera que los médicos forenses le realicen pericias por presuntos golpes en el brazo que tiene Libia para que una vez en el juzgado, sus denuncias puedan hacerse públicas.

La postura religiosa

El integrante del comité de enlace entre los Testigos de Jehová y los centros de salud, Alejandro Ocampo, defendió  la postura de Zampini y explicó que lo más importante a destacar en este caso es que el problema no es la opinión de los familiares, sino lo que el paciente dejó establecido previamente. Y agregó que se puede discutir en muchos casos si la sangre es necesaria para la continuación de la vida y según la situación puede haber muchas opiniones médicas, “pero en el 98 por ciento de los casos el tema se resuelve sin sangre. Son muy pocos los casos en los que la sangre es imprescindible para preservar la vida”. Además, destacó que Zampini murió como consecuencia del golpe que recibió y no por la falta de sangre.

Sobre el basamento religioso para no recibir sangre, Ocampo explicó que está contenido en el Concilio de Jerusalem. “Los hombres de mayor edad se reúnen y sostienen que hay que abstenerse de ídolos y de sangre. Un precepto que se le había dado a Noé, que decía que se podía alimentarse con carne pero no con sangre. Lo que viene a hacer ese concilio es cuestiones universales que debían ser tenidas en cuentas”, destacó Ocampo. “En ésa época no había transfusiones de sangre, pero se le daba a la sangre un valor casi místico. Se pensaba que la sangre podía mejorar a la persona que tenía epilepsia, los gladiadores tomaban su sangre porque pensaban que le daba vigor. Había algunos usos de la sangre, pero no el terapéutico de ahora. La documentación periodística de la época daba cuenta de la postura de los cristianos sobre la sangre que sostiene que no debía ser utilizada para el cuerpo. Esa es la fundamentación bíblica”, destaca el religioso.

Decisión personal

Sobre la postura de recibir o no sangre, Ocampo aclaró que es una decisión individual de cada religioso. “Porque cuando uno decide hacerse Testigo de Jehová está optando por una forma de vida, que puede aceptar o no. Aquellos que participan, es porque han acordado principios básicos. Los familiares de esta persona que no son creyentes, no entienden que no es una decisión que puedan ratificar o rectificar”, agregó.

En tanto, el ministro de la congregación, Alejandro Varela, mostró un documento como el que presentó la mujer de Zampini en el Heca. “El Testigo de Jehová tiene la precaución de hacer una directiva anticipada de su voluntad y firmarla ante un escribano para que tenga validez. Todos lo hacemos porque sabemos que podemos atravesar alguna situación compleja. El escrito da la posibilidad de nombrar a un apoderado, la esposa era la apoderada de Zampini y los médicos decidieron respetar la decisión del paciente. Pero en el caso que la esposa no opinara lo mismo, y el paciente hubiese presentado el papel lo que vale es la voluntad del paciente. Lo único que puede modificar esa decisión es algún proceso judicial”, destacó.

Por otro lado, los religiosos destacaron que la jueza no llegó a pronunciarse sobre el amparo que presentó la hermana de la víctima, ya que cuando llegaron al hospital Zampini ya tenía muerte cerebral por lo que el caso devino en abstracto.

Y afirmaron que ellos, en el caso de estar enfermos no creen en una sanación; recurren al médico y a un hospital, pero consideran que dentro de la medicina hay alternativas a la transfunsión que se pueden aplicar y que ellos recomiendan en éste tipo de casos.

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