Espectáculos

Pasado y presente de Oroño, en Romántica del Boulevard

El sábado a las 11 quedará el paseo donde se evocará a las casonas que había y las que sobreviven en una original señalética que unirá los museos Castagnino y Macro. Por Santiago Baraldi

 

Dante Taparelli vuelve al rescate. Una vez más, propone no olvidar. El sábado a las 11, el bulevar Oroño se vestirá de gala con una gran intervención desde avenida Pellegrini hasta el río, denominada “Romántica del Boulevard”, concebido como un museo de la memoria de la arquitectura. “Es una acción participativa y reparadora de la memoria colectiva y el patrimonio histórico de la ciudad. Es una reconstrucción histórico-fotográfica de la arteria más bella y señorial de Rosario, a decir del arquitecto Bustillo, para ser originales hay que volver a los orígenes”, asegura el director de Diseño e Imagen Urbana de la Municipalidad. La inauguración será en la esquina de Oroño y Córdoba, frente a donde estaba enclavada la casa de la familia Pinasco, donde se emplazará, además, la estatua “Libertad” del escultor rosarino Luis Fontana.

La apuesta es de un museo urbano, que unirá al Macro y al Castagnino, con una señalética plantada en el cantero central, que permitirá ver lo que existe y también lo que hubo. “Es decir, se trata de mostrar los fantasmas de una ciudad que se soñó pujante y europea. Para eso, se convocó a todas las personas que conservan fotos de las antiguas edificaciones de la emblemática arteria, sigan o no en pie”, agregó Taparelli.

En 1862 se inauguraba el bulevar Oroño como parte del programa urbanístico de la naciente municipalidad. Taparelli explicó que “tradicionales familias construyeron allí mansiones y palacetes de diversos estilos que le imprimieron belleza y un carácter típicamente europeo. Con el tiempo, gran parte de este tesoro arquitectónico fue derribado, borrando así un pasado de gran significación histórica y un espacio urbano de un contenido estético único, por ello convocamos a todas las personas que aún conservan documentos gráficos de los edificios derribados, a participar de la reconstrucción romántica del paseo del bulevar, acercando sus fotografías. Las mismas serán relocalizadas en el cantero central, –hasta el momento unas 90– instalando un diálogo entre el pasado y presente, rescatando la grandeza, solidez, esfuerzo y espíritu de aquellas construcciones de principios de siglo pasado, creando un paseo-galería con esta muestra permanente de fotografías de las casonas y edificios demolidos”.

Con el entusiasmo habitual que despierta Taparelli a cada uno de sus emprendimientos, apela al valor de recuperar la memoria arquitectónica: “Bulevar Oroño fue planteado como el cinturón cultural del río, era un borde para visitar, no sólo para los que vivían ahí, sino que la gente veía el progreso de la ciudad. Esos eran los íconos de ese progreso. Pasó la tormenta, con todas las demoliciones, en cada casa que no está hay un grito, pero nos queda la memoria, en un momento en el que estamos por inaugurar el Museo de la Memoria, mi generación se dio cuenta del valor de esa palabra”.

El Museo de la Ciudad cuenta con una gran cantidad de fotografías, pero Taparelli cree que hay familias que han vivido sobre Oroño y con esta intervención querrán sumarse a ser parte de la memoria colectiva: “Confío plenamente en que van a aparecer. Me contó una señora que están tumbando palacios desde la década del 30, de alguna manera, la aparición de estos fantasmas, en los canteros centrales del bulevar, impresos en un laminado de vidrio, de 60 por 40, permitirán hacer un recorrido entre el Macro y el Castagnino, mostrando no sólo lo que hay sino lo que hubo”, agregó Taparelli.

En la inauguración pasearán por el bulevar seis modelos vestidas de época con trajes diseñados y confeccionados por el mismo Taparelli, “una de ellas se paseará con el que fue mi cochecito de niño, tipo el del Bebé de Rosmary”, dijo con una sonrisa el artista, quien subrayó que la Escuela de Museología estará a cargo de las visitas guiadas.

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