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Zona noroeste

Matan al barrabrava auriazul Cara de Goma

Fue atacado a tiros frente a su casa de barrio 7 de Septiembre. Tenía 53 años, era colectivero y lo consideraban el número 2 de Pillín.


El reconocido barrabrava de Rosario Central Julio César Navarro, conocido como Tito o Cara de Goma, fue atacado a tiros en el atardecer de ayer frente a su vivienda de los monoblocks del barrio 7 de Septiembre y trasladado al Heca en un vehículo particular en gravísimo estado. “No tenía signos vitales pero en el hospital lo revivieron”, dijeron allegados en el centro de salud, aunque más tarde se confirmó que había fallecido. En la zona noroeste, donde Cara de Goma –que se ganaba la vida como colectivero y tenía 53 años– vivía desde hace dos décadas, anoche motocicletas con muchachos de la pesada del Canalla recorrían las calles en busca del tirador, dijeron fuentes del caso. En tanto, oficializada la muerte, la guardia policial del Heca convocó al Cuerpo Guardia de Infantería en prevención de posibles incidentes, ya que decenas de personas se habían congregado allí.

Alrededor de las ocho de la noche de ayer el Heca era un hervidero de gente. En la entrada principal, pisadas con manchas de sangre daban cuenta del ingreso de los familiares de Navarro, desesperados en busca de noticias sobre su estado de salud.

Afuera, decenas de muchachos jóvenes y no tanto procuraban que la hija de la víctima no tomara contacto con la prensa, aunque en su angustia ella quería hablar mientras lloraba.

“¡Respeten a la familia, respeten a la familia!”, decían algunos allegados a Navarro. Dentro del hospital estaba la mujer de Cara de Goma, también desconsolada.

Cara de Goma había entrado al centro de salud un rato antes, luego de ser atacado frente a su vivienda de Tarragona y Schweitzer, en 7 de Septiembre. Las versiones recogidas en el Heca diferían en la cantidad de tiros que recibió Navarro, ya que algunos hablaban de un disparo en el tórax, otros agregaban un par más en un brazo y otros afirmaban que había sido baleado en cuatro oportunidades: dos en el pecho y otro par en un brazo.

Tampoco había precisiones sobre el tirador: una versión sostenía que eran dos “pibitos” que iban en un auto, aunque otros hablaban de motociclistas.

Los allegados relataron que Navarro, apenas recibió las heridas, quedó tirado en medio de un charco de sangre, que lo cargaron en un vehículo particular (corrió la versión de que era una Volkswagen Amarok) y lo trasladaron al Heca. “Estaba blanco, no respiraba. Pero en el Heca lo revivieron”, era la versión que corría fuera del centro de salud y de la que se hacían eco las redes sociales.

Pero poco después de las ocho y media de la noche la versión cambió: Navarro estaba muerto. Incluso algunos sostenían que en realidad nunca había vuelto a respirar pero que los médicos hicieron lo imposible por lograrlo. Lo confirmaron desde la guardia del Heca minutos después.

El lugarteniente de Pillín

En abril del año pasado, Navarro dio una nota a El Ciudadano, acompañado de su abogado Marcelo Argenti, luego de que su apodo surgiera relacionado con un enfrentamiento entre bandas que dejó como saldo el homicidio de Marilín Fernández, ocurrido el 15 de marzo de 2015. Aclaró que si bien conocía a las personas mencionadas en esa disputa entre gente del lindero barrio Emaús y otra de 7 de Septiembre, no tenía ninguna relación con ellos más que la vecindad. Casado y con cinco hijos, era delegado de la Asociación de Obreros del Transporte Automotor (Aota) por su trabajo en una empresa de colectivos interurbana.

“No me gusta que estén diciendo que estoy vinculado a un búnker o a alguno de estos grupos del barrio porque a mí me conoce muchísima gente por Central. Yo no mezclo las cosas, soy un buen vecino, pueden preguntar en el barrio que todos me conocen”, dijo Navarro y agregó: “Lo que pasa en la cancha queda en la cancha, ahí yo puedo insultar o me puedo enojar pero cuando salgo tengo una vida normal. Voy a trabajar todos los días de colectivero, nunca llego tarde, nunca choqué, nunca se quejó un pasajero de mi desempeño”.

Navarro explicó que en su barrio todo el mundo conoce a todo el mundo, todos saben quién es quién: “Conozco a todos y no tengo problemas con nadie. No me meto con ellos, que ellos hagan su historia y yo hago la mía”. Cara de Goma dijo entonces que desde hacía años que en el barrio se habían comenzado a escuchar tiros todos los días y que la zona se había vuelto peligrosa. Pasó poco más de un año y él mismo fue víctima de las detonaciones frente a su casa.

Por cuestiones de la cancha, Cara de Goma estuvo nombrado en dos legajos judiciales: uno cuando la Justicia pidió que se lo identificara cuando el líder de la pesada canalla, Andrés “Pillín” Bracamonte, entró en el partido de eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica en el que Argentina cayó 3 a 1 ante Brasil (el 5 de septiembre de 2009 en el Gigante de Arroyito) y tiró bombas de estruendo. En esa oportunidad, el juez decidió investigar a tres policías por dejar entrar a tirar explosivos en la cancha a Pillín y a quien era considerado su mano derecha, Navarro.

La segunda causa fue el recurso de habeas corpus que presentó el 15 de junio de 2010 junto con otros seis barras expulsados de Sudáfrica que pretendían regresar a ese país para presenciar el Mundial: Pillín y Cara de Goma habían sido deportados cuando llegaron al aeropuerto africano. Pero el juez penal porteño Juan Ramos Padilla rechazó el recurso.

En diciembre de 2013, César, uno de sus hijos, terminó baleado, y Walter Larrea, conocido como Pacuca y referente de la barra auriazul en La Cerámica, fue acribillado a tiros por otro invitado a una fiesta privada para hinchas de Central que se hizo en el boliche Willie Dixon de Suipacha y Güemes. Ayer, allegados recordaron que había viajado a Medellín con la barra la semana pasada.

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