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Salud

“400 mil argentinos padecen hepatitis: muchos no lo saben”

El hepatólogo Adrián Gadano afirmó que es importante realizarse “un test al menos una vez en la vida”.


Un simple análisis de sangre puede representar la diferencia entre sufrir las peores consecuencias de la Hepatitis C o curarse, por lo que los especialistas recomendaron hacerse el test “al menos una vez en la vida”.

Los expertos advirtieron que esta infección puede desarrollarse sin síntoma alguno durante años, hasta producir complicaciones tales como cirrosis o cáncer de hígado.

Por tal motivo, al conmemorarse ayer el Día Mundial contra la Hepatitis, Icalma (Fundación de Cuidados Integrales) impulsó una campaña que recomienda realizar dicho test al menos una vez en la vida.

La hepatitis es una inflamación del hígado, generalmente causada por virus, entre los cuales se destacan el A, el B y el C. Y a diferencia de las hepatitis A y B, la hepatitis C no puede prevenirse por vacuna, lo que hace imprescindible redoblar los controles para detectarla.

La campaña de redes sociales que Icalma llevó adelante, denominada “Hepatitis C: C puede prevenir. C debe detectar. C puede curar”, contó con el apoyo de AbbVie, y tiene como objetivo llegar a la comunidad haciendo hincapié en los principales grupos de riesgo de sufrir esta infección, para que acudan a realizar los tests de detección.

Adrián Gadano, jefe de la Sección Hepatología del Hospital Italiano de Buenos Aires y presidente de la Fundación Icalma, explicó que “aproximadamente 400 mil argentinos podrían estar infectados con Hepatitis C, pero la mayoría no lo sabe, ya que se contagia por la sangre infectada por el virus y produce síntomas muy inespecíficos o es asintomática”.

En ese sentido, Gadano señaló que “las consecuencias de no detectar y tratar a tiempo esta enfermedad son graves: puede provocar problemas hepáticos serios, incluyendo cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado”.

Por su parte, Omar Galdame, jefe de la Unidad de Hepatitis Virales del Hospital Italiano de Buenos Aires, miembro de la Fundación Icalma, destacó que “cualquiera que haya estado expuesto a una situación de riesgo en el pasado puede ser portador y eventualmente padecer una hepatitis viral”, por lo que remarcó la importancia de realizarse “el test de sangre para poder detectar el virus”.

“Inclusive, es recomendable realizarse al menos una vez en la vida el test de detección, aun cuando no se forme parte de los grupos de riesgo”, añadió Galdame. La hepatitis C se transmite fundamentalmente por el contacto con la sangre de una persona infectada. “Por esa razón, se insiste en la importancia de no compartir jeringas ni otros elementos cortopunzantes. Se debe exigir el uso de materiales esterilizados a la hora de hacerse un tatuaje o piercing, o de realizarse procedimientos diagnósticos o terapéuticos”, comentó Gadano.

Los pacientes en hemodiálisis, aquellos que recibieron transfusiones antes de 1992 y personas que hayan sido inyectadas con material no descartable o no esterilizado se encuentran en mayor riesgo de tener el virus de la hepatitis C (VHC).

Los especialistas coinciden en la importancia de la detección temprana, ya que cuanto antes la detecte, mejores serán las chances de tratamiento.

“En el presente, se ha avanzado en forma notable en el área terapéutica, y el pronóstico de los pacientes puede ser mucho más optimista. Inclusive, en un futuro próximo esperamos contar con medicaciones que permitirán trazar un antes y un después en el tratamiento de la hepatitis C. Para ello, es necesario actuar precozmente”, agregó Galdame.

Además, sostuvo que “si bien los métodos de detección son sencillos, generalmente no están incluidos en los análisis de sangre de rutina” y enfatizó: “Hay que pedir el test al médico clínico o de familia”. La hepatitis C es por el virus VHC, que se transmite de persona a persona a través de sangre contaminada, aunque también se transmite por vía sexual, a pesar de que es en muy pocos casos.

Las situaciones de mayor riesgo son:

Al recibir transfusiones de sangre, derivados sanguíneos u órganos contaminados.

Por uso de agujas, jeringas y otros procedimientos que perforan la piel con elementos que puedan estar contaminados. No hay vacuna para prevenirla, pero los métodos de prevención incluyen:

Utilizar agujas y jeringas descartables.

Realizarse tatuajes, piercing y acupuntura con materiales descartables.

Usar preservativo en todas las relaciones sexuales.

Emplear sólo productos sanguíneos seguros.

Evitar el consumo de drogas ilícitas inyectables y el intercambio de material de inyección.

No intercambiar objetos personales punzocortantes que puedan estar contaminados por sangre infectada.

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